HISTORIA Y PROBLEMÁTICA


1. Un poco de historia
EL TIANGUIS CULTURAL DE GUADALAJARA SURGE de la promoción de cinco fundadores: Alejandro Zapa, de la Editorial Arlequín; Sergio Fong, de la editorial Alimaña Drunk, Olga Rivera y David De Anda, pertenecientes a la organización Ultravioleta, y José López Delgadillo “El caballo”, artista gráfico. Este proyecto nace ante la necesidad de poner en práctica una puesta cultural pública y gratuita por medio de un espacio abierto en el que se vertieran toda clase de manifestaciones creativas. Sitio que tendría la característica de convocar un sector de la población tapatía -generalmente joven-, y que afirmara un estilo de vida, ya sea por medio de los productos que se expusieran, o bien, por la información y características de los mismos eventos.
El 9 de diciembre de 1995, desde las 10:00 a.m., se instaló por vez primera el Tianguis Cultural en la plaza José Rolón, ubicada en el centro histórico de Guadalajara, inaugurando con un evento de música y poesía. En lo sucesivo, el grupo de expositores fue creciendo, pues de ser originalmente 20 fundadores se lograron tener más de 150, que era el cupo máximo de la plaza.
El Tianguis Cultural se fue convirtiendo en un espacio imprescindible para muchos jóvenes de la Zona Metropolitana, pues se configuró en los hechos lo que se había planeado: un foro para que los grupos de rock, latinoamericana, pintores, fotógrafos, teatreros, poetas, danzantes, etc. se hicieran presentes en la plaza pública y dieran a conocer su creación, todo enmarcado en un tianguis sui generis , que inspirado en sus hermanos mayores, como el Tianguis del Chopo, el de Coyoacán o el de Pátzcuaro, pudiera convertirse en un espacio de expresión libre.
Desde las primeras semanas se empezó a elaborar un reglamento, pues la dinámica de la instalación requería reglas fijas para bien del proyecto. Además, se concibió al grueso de expositores como un colectivo, que por medio de asambleas y reuniones extraordinarias, fue fijando las directrices del proyecto cultural. Principalmente, esto se consolidó con la conformación de un comité de organización, compuesto de áreas específicas y con tareas encaminadas a promover y velar por que el espacio fuese siempre un foro público y alternativo, donde los pintores, escultores y músicos pudieran dar a conocer su trabajo hacia la comunidad.
Durante los primeros dos años este espacio se reforzó con la venida de más compañeros expositores, al tiempo que la Organización, constituida ya en un Comité, elaboraba documentación y estrategias para la Promoción Cultural de acuerdo al compromiso con la sociedad civil emergente, organizando Festivales por la Humanidad, Campañas Ecologistas, Jornadas Pacifistas, temas sobre la Mexicanidad, entre otros más.
Sin embargo, a principios de 1998 se empezaron a dar una serie de presiones sobre el espacio cultural sabatino, principalmente derivados por su relevante crecimiento, que ocupa ya la totalidad de la pequeña plaza Rolón, que en efecto, causó molestias a los vecinos y a los oficios religiosos del templo. Esta presión se acentúo y pronto el Ayuntamiento conmina a su traslado inmediato, lo que evidentemente no fue aceptado. No obstante, se llegó a una negociación donde, en efecto, se acepta dicho traslado al parque del Refugio en tiempo y forma, pues era evidente el hacinamiento en Rolón, además de que dicho espacio si cuenta con un foro y baños. Cuando ya sólo faltaba un par de meses para la inauguración de la nueva sede, surge de imprevisto una campaña de difamación que ofende la vocación cultural de este proyecto.
En esas fechas, ya se ha resuelto favorablemente un proceso legal encaminado a constituir al Tianguis Cultural en asociación Civil, que conforma un acta constitutiva con sus estatutos bajo su personalidad cultural tan menospreciada en esos días. La campaña de difamación y acoso finalmente derivó a que, días antes de su inauguración, sea cancelada por el propio ayuntamiento el traslado, lo que ocasiona una etapa árida, llena de momentos críticos por pretender sacar a la fuerza a esta asociación hacia un lugar no consensuado. Finalmente, se acepta la propuesta del Tianguis Cultural de Guadalajara A.C. de instalarse en una zona apropiada, la plaza Juárez, ajena a vecinos y oficios religiosos, y ubicada en el corazón cultural de Guadalajara.
El sábado 19 de diciembre de 1998 se ocupa por primera vez la plaza Juárez, coincidiendo esta inauguración con el 3er. aniversario. En adelante, aquí se instala y se realizaran las labores artísticas y de información por los expositores jóvenes en su proyecto cultural popular y urbano. Hasta la fecha, llevamos más de 900 sábados ofreciendo una alternativa viva de expresión y de encuentro.
Del año 2000 al 2010 contamos con la Casa del Tianguis Cultural, donde reforzamos nuestras actividades con exposiciones, videosala, reuniones con grupos de interés juvenil, teatro, performance, talleres de Promoción Cultural y de Contracultura, cursos de inglés, de italiano, pláticas sobre economía política, reuniones con los expositores del Tianguis Cultural, contactos con ONG's, sede del Encuentro Nacional Punk, y muchas más actividades

2. Problemática
El Tianguis Cultural de Guadalajara es una asociación civil compuesta por un colectivo de artistas y expositores que de manera independiente han organizado durante ocho años una programación constante, confiable y alternativa, sin más recursos que los destinados por los mismos expositores. Más de 900 sábados, alrededor de 3,000 eventos donde resaltan conciertos con grupos musicales, de teatro y títeres, danza, exposiciones, talleres, torneos de fútbol, exhibiciones de deportes extremos, presentaciones de libros, participaciones de ONGs que trabajan sobre derechos humanos, ecología y prevención de adicciones, son una característica del trabajo y la constancia de este proyecto ciudadano que enaltece la vida cultural de la comunidad. Sin embargo, lo más importante de esta instalación en una plaza pública consiste en su poder de convocatoria, pues alrededor de 12,000 visitantes hacen suyo este espacio y lo convierten en un lugar donde las identidades urbanas conviven y demuestran con su presencia la riqueza y la diversidad, el respeto a los demás y la manera de integrar a un sector joven de la población que había sido desatendido. Desde su fundación a finales de 1995 y durante las dos primeras administraciones que encabezaron el Ayuntamiento de Guadalajara, la de Cesar Coll Carabias y la de Francisco Ramírez Acuña, este espacio cultural y comercial fue un tanto respetado y comprendido como un fenómeno útil y necesario para la vida cultural del municipio. Sin embargo, con la llegada a la presidencia de Fernando Garza las cosas cambiaron radicalmente y se llevaron al cabo una serie de procedimientos para contener, controlar y hostigar a este espacio juvenil, donde en ningún momento se tomó en cuenta la opinión ni la representatividad histórica de sus representantes, legítimamente constituidos en A.C., con el afán de atomizar y reducir a su aspecto comercial este esfuerzo alternativo de hacer cultura. Este recurso provocó infinidad de reacciones y malestar no únicamente dentro la comunidad de expositores y de los propios visitantes, sino de un sector de intelectuales, artistas y académicos, que repudiaron las formas y el modo en que esto se llevó al cabo. Finalmente y no obstante las inconformidades, se redactó un reglamento que fue aprobado y luego fue publicado, de tal suerte que desde octubre de 2002 este espacio sui generis fue reducido a un tianguis más de la comuna, iniciándose entonces un ambiente hostil y arbitrario que un esfuerzo como el Tianguis Cultural no merecía, provocando en adelante multitud de anomalías, arbitrariedades, acoso y hostigamiento debidos en gran parte a la falta de pericia de quienes quedaron encargados de controlarlo y de regirlo, la Dirección de Tianguis.

Propuestas y soluciones
Resulta imprescindible que las autoridades municipales trabajen en conjunto con las autoridades legales de la asociación civil que representa al Tianguis Cultural, como anteriormente se hacia, pues este procedimiento permite que se respete la fisonomía, los criterios de venta y las obligaciones que por supuesto tienen los expositores. Los esfuerzos que se hagan consisten en integrar la voluntad de ambas partes con la finalidad de realizar el trabajo con respeto y en coadyuvancia, en aras de salvaguardar el perfil cultural y comercial que distingue a este espacio.
La autoridad municipal tendría que tomar en cuenta el grave daño que el reglamento ha provocado hasta la fecha y recuperar particularmente dos antecedentes: el convenio que se elaboró en la administración de Ramírez Acuña y que por cuestiones de tiempo no fue aprobado, y la manera especifica que priva actualmente en la Ciudad de México en el celebérrimo Tianguis Cultural del Chopo.
La potestad de la autoridad municipal podrá ser aplicada dentro de reglas claras, procedimientos, horarios y criterios, para que en adelante, mediante un Acuerdo con los expositores que conforman el padrón y la asociación civil que dirige este proyecto, sea la Dirección de Cultura la que supervise estas actividades, que si bien son en parte de carácter comercial, responden a un patrocinio y a una filosofía de promoción cultural y ya corresponden a un bien social que hay que defender y respaldar.

Dejando fuera la atomización del expositor visto como un ente individual y girando a su circunstancia organizada, las obligaciones ante el Ayuntamiento serán precisas y dejarán entonces que sea la propia asociación la que cuide y articule sus propios criterios tomados como Asamblea General. Cuestiones como horarios, limite de exposición, reglas de instalación, higiene, seguridad, conservar el giro permitido, respeto y concordia, baños, condiciones para los espectáculos dentro de la plaza Juárez, monumentos correspondientes y maneras de pago a la Tesorería Municipal, etc., serán entonces fijados y supervisados por la Dirección de Cultura, quien en cada caso particular pedirá el auxilio de otras dependencias. Esto permitirá que el espacio sea vigilado por una instancia apropiada, que reúne el perfil necesario, al tiempo que se alienta y se respeta el esfuerzo de la asociación civil y de su comunidad de expositores, creando un precedente de suma importancia y ejemplar para que otros esfuerzos similares puedan prosperar.